Era un día como cualquier otro, la mayor parte de la gente hace sus actividades normales, era miércoles santo y mi familia y yo nos divertíamos a lo loco en Las Vegas de compras y apostando. Mientras en un lugar no muy lejano existía una Reyna de su hogar llorando amargamente por que se sentía horrible y por que ese día dejaba parte de su cabello en la almohada, decidió hacerle caso a los doctores e ir a cortárselo un poco para no sufrir tanto con la perdida de su hermoso cabello. Mientras tanto otras personas se encontraban rezando en la iglesia como buenos fieles a su religión, pidiendo por todas aquellas personas enfermas. Otros lloraban la ausencia de un ser querido mientras la Reyna lo hacía por el corte de cabello que no había deseado y no era algo que le gustara. La Reyna perdió su cabello en esos días, su tristeza era demasiada, nunca había pensado que algún día de vida se iría siempre lo cuido como lo más preciado nunca dejo de traerlo largo era algo q...