Como en un cuento de hadas

Hay muchas cosas que nosotras las mujeres traemos inculcadas desde chiquitas, como el que cuando seamos grandes vamos a ser tan felices que lograremos compartir nuestra vida con un príncipe azul con él que llegarás a formar una familia plena y feliz.

¡¡¡¡Patrañas!!!! Creces y te das cuenta que los príncipes azules no existen, por que si están guapos te mandan mucho a la chingada o son patan y medio; si están feos creen que son guapos y son muy ligadores y tu eres una más del montón o una de las tantas que ha salido de su cuarto (también son patanes).

A demás crees que todos los príncipes traen un flamante corcel pero a la mayoría si bien les va sólo les alcanza para subirse a la limosina compartida por muchas personas y ciertos olores extraños.

Entonces tampoco vas a salir a pasear en la carroza que según Disney es la que te mereces, si bien te vas sales en tu propio carro y te despides de él en el mismo lugar por que como buena dama si el caballero no pasó por ti tú ni de pedo lo llevas a su casa. 

De repente cumples 25 años y te das cuenta que has salido con muchos príncipes, pero que la flamante boda donde llevarías tu hermoso vestido blanco o color perla (para que no se aguiten) no ha llegado y lo más probable es que no llegará ese día por que descubres que más vale sola que mal acompañada.

Y un día decides dar por fin un si vamos a ser novios, amantes, esposos (lo que quieran) y a los pocos días, meses o años te das cuenta que realmente no era lo que querías por que estas tan acostumbrada a estar sola que extrañas esa soledad. 

Comentarios

Publicar un comentario

Entradas más populares de este blog

Quiero despertar contigo

Quiero escribir una historia contigo

Carta a un corazón roto