Con y sin sentido
Con y sin sentido sentía como recorría la lengua de su compañero de noche su cuerpo, sin sentido por qué no entendía en que momento había terminado en su cama y "con" todo el placer que la hacía sentir.
Esa lengua es la que recuerda como se metía entre su cuello y su clavícula, la que sin palabras la hacía sentir más que nadie y la sostenía con tanta fuerza como para no dejarla escapar de él.
Sin sentido sabía que no era la primera ni la única en su departamento de soltero, sin sentido sabía que no era última en su cama, eso se notaba cada que recorría su cuerpo; era esa lengua la que tenía días intentando convencerla de que quedará en su casa hasta que lo logrará.
Esa lengua la que se metía entre su cuello y la clavícula, la que sabía que hacer con cada movimiento sin parar, esa la que la excitaba sin parar de escurrir, la que por primera vez no le daba asco el estar húmeda de partes donde nunca lo había estado.
Con y sin sentido, por esa lengua es por la que volvería a buscarlo, por esos orgasmos que se tuvieron durante el día y esos gritos que despertaron vecinos.
Esa lengua es la que recuerda como se metía entre su cuello y su clavícula, la que sin palabras la hacía sentir más que nadie y la sostenía con tanta fuerza como para no dejarla escapar de él.
Sin sentido sabía que no era la primera ni la única en su departamento de soltero, sin sentido sabía que no era última en su cama, eso se notaba cada que recorría su cuerpo; era esa lengua la que tenía días intentando convencerla de que quedará en su casa hasta que lo logrará.
Esa lengua la que se metía entre su cuello y la clavícula, la que sabía que hacer con cada movimiento sin parar, esa la que la excitaba sin parar de escurrir, la que por primera vez no le daba asco el estar húmeda de partes donde nunca lo había estado.
Con y sin sentido, por esa lengua es por la que volvería a buscarlo, por esos orgasmos que se tuvieron durante el día y esos gritos que despertaron vecinos.
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