Una historia sin escribir


Eran una historia bonita sin escribir, donde solo la vida se dará cuenta de lo que pasará y cuando llegará a su fin.


Ese que ha llegado en el momento justo y preciso a la vida de alguien, creo que ella a la tuya, a enseñarse pero sobre todo a mostrarse sus bondades, cualidades y enganchar de una manera que será cero superficial si no a profundidad. 

Empezando con mensajes, conociéndose y entendiendo cada parte de su ser; cada palabra alimenta el ser ya sea simple o elevada y así cada célula vibra al escucharse.

Y sin temor a equivocarse corrió a auxiliarla, a darle abrazos por que ella lo necesitaba; la sostuvo de la mano y la hizo entender que no todos eran malos, la tranquilizó y le regresó la confianza en si misma. 

Ella con sostenerle la mano entendió sus miedos y los tomó como si fueran propios, los amoldó al punto de no verlos feo, si no como algo común; algo que todas deberían de entender y nadie se debería de alejar. 

Eran esa historia de las personas que se cruzan por algo, con una pequeña enseñanza y una fortaleza para asumir situaciones. 

Eran esa historia bonita sin escribir a la que solo basta con dedicarle un suspiro, un café en la mañana y un mensaje de "¿qué tal?"

Eran esa historia sin escribir que no saben si continuaran con la amistad pero están consientes que ambos serán importantes en sus vidas. 

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